Relatos que aspiran a ser una biografía sobre una ciudad que ha sido devastada por las bombas, dividida por un muro y que ha vuelto a renacer. En uno nos encontramos a Marlene Dietrich viviendo el ambiente de libertad y creatividad que se vive en Berlín anterior a la guerra y en otro a Goebbels que pasea por la ciudad y al ver todo aquello siente envidia y comienza a pensar cómo acabar con un mundo del que él no es capaz de formar parte. Uno de los constructores del Muro nos explica las contradicciones de una ciudad antes y después de la locura y Bertolt Brecht describe los cines, la líneas de metro y las obras de teatro de la ciudad en 1928.
El resultado es un conjunto de retratos que mezclan la ficción y la realidad basados en la visión de algunos de sus antiguos habitantes que tienen como hilo conductor aquella cita de Christa Wolf que dice que el pasado nunca está muerto porque de hecho nunca es pasado.